El pasado 9 de mayo decayó el estado de alarma, que ha estado en vigor seis meses, y con él medidas como los cierres perimetrales o el polémico toque de queda.

Como consecuencia de ello, este pasado fin de semana corrían muchos chistes por las redes al respecto, que jugaban con la idea del tránsito de la alarma a “armarla”. Y no era para menos, al juzgar por las imágenes que hemos podido ver en los medios en muchos puntos del territorio, con encuentros multitudinarios donde no se respetaban las medidas más básicas de distancia y mascarilla.

Para acabar de complicarlo, en adelante, las nuevas medidas que las comunidades autónomas adopten  para frenar la pandemia pueden acabar invalidadas por los tribunales, al no haber ya un estado de alarma que las respalde.

En este complicado contexto, queremos hacer un LLAMAMIENTO A LA CORDURA tanto a la plantilla como a la empresa. A los primeros, para que sigamos aplicando las medidas individuales de protección y a la empresa para que dé la posibilidad de trabajar en remoto a quien pueda hacerlo, hasta que los niveles de vacunación globales garanticen la inmunidad de grupo .

Hasta ahora, la situación de presencia esporádica en la oficina ha sido segura, pero con una hipotética vuelta al 100% podría dejar de serlo.

Y es que LA SITUACIÓN EPIDEMIOLÓGICA NO HA CAMBIADO porque se haya acabado el estado de alarma, y así esperamos que lo entiendan quienes deciden sobre la evolución del plan #RECOMENZAMOS y velan por nuestra salud laboral.

 

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