Publicado el 7 de marzo de 2022 por Sindicato SUMADOS
En muchos puntos de la geografía hoy
se volverán a tomar las calles
para conmemorar el DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER.
El 8 de marzo es una fecha destacada para recordar que la desigualdad por razón de género sigue existiendo y que, a pesar de los logros alcanzados, todavía queda mucho trabajo por hacer para erradicarla. Trabajo que, como sociedad, atañe por igual a hombres y mujeres.
Conmemoramos esta efeméride después de dos años de pandemia por COVID-19. Una pandemia que ha ocasionado una crisis económica y social a nivel global de la que vamos a tardar en recuperarnos.
No es ningún secreto que esta crisis ha afectado más a las mujeres. Porque son las que más empleo han perdido y las que han tenido que asumir, en mayor medida, los cuidados familiares y las tareas domésticas, en detrimento de sus expectativas laborales.
Sin duda, una de las claves que ha posibilitado este juego de malabares ha sido el teletrabajo. Porque un alto porcentaje de la población ha podido esquivar al virus, y de paso conciliar su vida laboral y familiar, gracias a él.
La COVID-19 forzó un cambio radical en esta modalidad (muy minoritaria antes de la pandemia), posibilitando que muchas personas trabajadoras desempeñaran su actividad en remoto de forma ininterrumpida durante los dos últimos años.
Sin embargo, a pesar de los buenos resultados en materia de productividad, parece que el sector empresarial no ha aprendido mucho de esta experiencia y que, una vez superado lo peor, ha hecho un donde dije Digo digo Rodrigo, e incluso quienes aseguraban con orgullo que “el teletrabajo había venido para quedarse” en sus empresas, ahora se limitan a cumplir con el expediente concediendo el mínimo de 2 días semanales, exigidos para ser considerado como tal a nivel legal .
Este es el caso de Telefónica, donde recientemente el propio Emilio Gayo, Presidente Ejecutivo, comentaba en un encuentro online con sus empleados que “no está contemplado” ampliar los días de teletrabajo, bajo la excusa de que “ primero habría que consolidar” el actual modelo (2 días de teletrabajo y 3 en la oficina) y ver el resultado. Justificación a todas luces irrisoria, teniendo en cuenta de dónde venimos.
Así que, si queremos conciliar, tarea que recordemos es responsabilidad tanto de hombres como de mujeres, tocará seguir caminando sobre la cuerda de equilibrios.
El 8 de marzo es una fecha destacada para recordar que la desigualdad por razón de género sigue existiendo y que, a pesar de los logros alcanzados, todavía queda mucho trabajo por hacer para erradicarla. Trabajo que, como sociedad, atañe por igual a hombres y mujeres.
Conmemoramos esta efeméride después de dos años de pandemia por COVID-19. Una pandemia que ha ocasionado una crisis económica y social a nivel global de la que vamos a tardar en recuperarnos.
No es ningún secreto que esta crisis ha afectado más a las mujeres. Porque son las que más empleo han perdido y las que han tenido que asumir, en mayor medida, los cuidados familiares y las tareas domésticas, en detrimento de sus expectativas laborales.
Sin duda, una de las claves que ha posibilitado este juego de malabares ha sido el teletrabajo. Porque un alto porcentaje de la población ha podido esquivar al virus, y de paso conciliar su vida laboral y familiar, gracias a él.
La COVID-19 forzó un cambio radical en esta modalidad (muy minoritaria antes de la pandemia), posibilitando que muchas personas trabajadoras desempeñaran su actividad en remoto de forma ininterrumpida durante los dos últimos años.
Sin embargo, a pesar de los buenos resultados en materia de productividad, parece que el sector empresarial no ha aprendido mucho de esta experiencia y que, una vez superado lo peor, ha hecho un donde dije Digo digo Rodrigo, e incluso quienes aseguraban con orgullo que “el teletrabajo había venido para quedarse” en sus empresas, ahora se limitan a cumplir con el expediente concediendo el mínimo de 2 días semanales, exigidos para ser considerado como tal a nivel legal .
Este es el caso de Telefónica, donde recientemente el propio Emilio Gayo, Presidente Ejecutivo, comentaba en un encuentro online con sus empleados que “no está contemplado” ampliar los días de teletrabajo, bajo la excusa de que “ primero habría que consolidar” el actual modelo (2 días de teletrabajo y 3 en la oficina) y ver el resultado. Justificación a todas luces irrisoria, teniendo en cuenta de dónde venimos.
Así que, si queremos conciliar, tarea que recordemos es responsabilidad tanto de hombres como de mujeres, tocará seguir caminando sobre la cuerda de equilibrios.
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